Iniciar una sociedad limitada es un proceso manejable, pero que implica mucha burocracia, capital y esfuerzo. Antes de seguir adelante, es necesario dar una serie de pasos preliminares. Si aún no es residente en España, usted y todos los demás directores necesitarán obtener un Número de Identidad de Extranjero (NIE). Esto proporcionará residencia española para fines comerciales. También deberá registrar el nombre de la empresa en el Registro Mercantil de España. Esto garantizará que ninguna otra empresa en España esté utilizando ya el nombre.
El siguiente paso será obtener una identificación fiscal para la empresa. Con su NIE, NIF, registro de denominación social y 3000€ en mano, ya puede abrir una cuenta bancaria de empresa. Los 3.000€ es la cantidad mínima de dinero que necesitará depositar. Para aquellos que no residen en España, deberán registrarse ante las autoridades fiscales mediante un Modelo 030. El último paso preparatorio será la obtención de una firma electrónica para cada socio involucrado. Estas firmas electrónicas suelen ser necesarias para hacer negocios en España y le permitirán operar su empresa de forma remota más fácilmente.
Una vez que haya completado estos pasos preliminares, es hora de establecer oficialmente su negocio. Esto comienza con la escritura de constitución. Esto servirá como los estatutos de la empresa. Una vez que haya redactado la escritura y elegido el domicilio legal de la empresa, deberá firmar la escritura ante un notario público español. Si lo necesita, traiga a alguien que pueda traducir del español. El propósito de la firma es verificar que usted y los socios son los verdaderos dueños del negocio.
Una vez firmada la escritura, puede registrar la empresa en el Registro Mercantil, la misma agencia en la que registra el nombre de su empresa. Una vez hecho esto, el último paso será registrarse ante las autoridades de la Seguridad Social. Si todo esto le parece desalentador, sepa que muchos de estos pasos se pueden realizar estableciendo un poder en España. Esto permitirá que otra persona, como un abogado, actúe en su nombre. Esto aumentará los costos, pero probablemente le ahorrará tiempo y estrés.